martes, 17 de mayo de 2011

No conozco lo correcto

Porque siempre pierdo cuando pienso contra mi mismo
no se que está bien
no conozco lo correcto
no se que es lo correcto

a veces es mejor considerar como correcto lo supuesto
y dejar de cuestionarme tanto si lo que supongo es correcto
solo que no se si eso sea correcto
o si hacer lo correcto sea correcto

viernes, 22 de abril de 2011

La ley universal

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Conceptos claves
(Malvino, 2007)
Tres tipos de formulas
La formula: es una regla que relaciona magnitudes. La regla puede ser una ecuación, una desigualdad u otra descripción matemática.
La definición: una formula inventada para definir un nuevo concepto.
La ley: resume una relación que ya existe en la naturaleza.
La derivación: es una fórmula que se puede obtener a partir de otras formulas
(Microsoft Encarta, 2007)
Ley: (Del lat. lex, legis). Cada una de las relaciones existentes entre los diversos elementos que intervienen en un fenómeno.
Universal: (Del lat. universālis, y este formado sobre el gr. καθολικός). adj. Perteneciente o relativo al universo. || 2. Que comprende o es común a todos en su especie, sin excepción de ninguno.

En base a los conceptos claves ahora podemos tener una idea más clara de lo que sería la ley universal.
Se trata de una ley superencabronadisima que engloba y relaciona todas las leyes conocidas y que se puedan conocer, es la aproximación más exacta de la realidad. Es la ley que describe todo el universo, desde las cosas más pequeñas e insignificantes hasta las grandes y majestuosas, desde las cosas más simples y lógicas hasta los conceptos más abstractos y complicados. Describe los sentimientos de las personas,  los fenómenos de la naturaleza y hasta aquellos fenómenos extranormales que la ciencia nunca ha podido comprender.
El interés por esta ley parte principalmente de un pensamiento que tuve hace mucho tiempo, seguramente ustedes también lo han pensado alguna vez. Este es el pensamiento de que todas las cosas guardan una estrecha relación. ¿Quien había pensado que algunas enfermedades como el cáncer están directamente relacionadas con la exposición a la radiación?; o que fuera la contaminación atmosférica una causa del calentamiento global, si no es porque entre estos factores existe una estrecha pero importante relación.
Y así como estudios anteriores han relacionado la electricidad con el magnetismo (como fueron las investigaciones de Coulomb y de Maxwell), el espacio con el tiempo y la energía (como la teoría de la relatividad de Albert Einstein); todo parece indicar que existe una relación entre muchos más fenómenos naturales, tal vez una sola ecuación que describa todo el universo.
Otro pensamiento base para la existencia de la ley universal es el que afirma que todas las cosas en el universo tienen una función especial.
Cuando el reo escapó de prisión encadenado a otros 5 compañeros, se preguntó por qué los guardias mataron a sus compañeros y solo él pudo sobrevivir. Entonces una voz sabia le explicó cómo es que el pájaro come la espiga de trigo y cómo el guano del animal fertiliza la tierra y esparce la semilla de trigo para que pueda nacer una nueva planta: “el trigo tiene una función, la tierra tiene una función y la mierda también tiene una función”. Así ese hombre no murió por que la vida le reservaba una función diferente. Esto explica que las cosas no solo están relacionadas entre sí, sino que estas relaciones son necesarias también.
Intentos similares se han realizado como la llamada teoría del colapso que expone Francisco Máñez en su libro “cuando la razón duerme” La teoría trata de explicar el origen de los fenómenos paranormales y los justifica con la existencia de una realidad relativa, explica que la imagen de la realidad que nosotros tenemos no es más que el colapso de todas las posibilidades que se pueden presentar dentro de nosotros.
”El mundo que observamos es un colapso de todas las infinitas posibilidades que se dan potencialmente en el universo para que un objeto exista o un suceso se desarrolle. Como elemento no físico pertenece a la acción desplegada por lo que he denominado observador interno, alejándome deliberadamente de las palabras alma, espíritu y ánima, pues además de proyectar la imagen de "cuerpo sutil", "doble etéreo" o "substancia impalpable" fomentan ideas metafísicas sobre otras dimensiones y mundos intangibles. El observador interno no se puede situar en un lugar del tiempo o del espacio, se encuentra en un continuo "ahora" atemporal, colapsando con su actividad a ambos elementos y a la materia.”
Desgraciadamente esta teoría ha sido refutada debido a que la mayoría de los eventos paranormales sobre los que se basaba resultaron ser falsos testimonios de personas que buscaban afamarse por algún medio. Pero no me parece una mala teoría, considero injusto que haya sido refutada por aquellos mentirosos que comprometen de la credibilidad de las personas honestas.
Tal vez los fenómenos paranormales si existan,  aunque en lo personal nunca he presenciado ninguno. Pienso que estos deben ser probados más mediante investigación y experimentación, y no tanto con testimonios de personas. Porque las personas son imperfectas y pueden equivocarse, pueden mentir o incluso crearse ilusiones ópticas debidas al cansancio, al miedo o a las drogas.
La ley universal es solo una idea, un sueño, algo que no se ha realizado todavía, podría ser una función indescifrable, una pregunta sin respuesta, una fórmula inexistente, como lo fue la piedra filosofal y el elipsis de la vida en la edad media.
Y  sobre las cosas imposibles existe otra ley no descubierta que nos ayudará a reconocer cuando algo es posible o no lo es: “de ¿por qué existen sueños inalcanzables?” es la ley que puede determinar si un sueño o una ilusión pueden o no convertirse en realidad, una ley que intento descubrir desde hace un tiempo pero que podría ser ella misma un sueño inalcanzable de esos que intento descifrar.

lunes, 18 de abril de 2011

Me gustas 3

Es curioso cómo me podéis gustar de distintas maneras si juraría que en el fondo sois la misma. No se si lo que siento sea posible de explicar pero trataré de describirlo.

La primera sois vos pero que no conozco. Es un “no se que…” en vos que me gusta mucho y me atrae desde adentro incluso sin que yo me de cuenta. No se que sea, no es lógico ni racional, solo lo es, como si siempre lo hubiera sido y como si eso fuera suficiente.

La segunda está conformada por todo aquello que tiene que ver con vos pero que no sois vos en tiempo presente. Como la estela de un barco en altamar, las huellas de una lagartija en el desierto o el perfume de una flor en el viento. Son pistas que vos me dejáis sin saber, para que yo pueda conocerte a vos: tu perfil del facebook, tus fotografías, las cosas que vos y yo tenemos en común y todo lo que puedo saber de vos sin que me lo digáis en tiempo presente.

La tercera sois vos pero que si conozco en tiempo presente. Vos en persona, por teléfono o a través del chat por ejemplo. Esta tercera comprueba en efecto todas las suposiciones que hago con respecto a la segunda y las funde a las tres en una misma y aclara todas mis dudas e incertidumbres. Esa sois vos para mi.

jueves, 14 de abril de 2011

Preguntar cuanto cuestan los boletos…

el-mundo-es-muy-dificil
Esta es la portada del primer disco de mamá pulpa —hasta hace unos cuantos meses el único—. Las canciones que tiene son muy viejas, mamá pulpa las tocaba desde hace mucho rato, pero el disco fue terminado de grabar en 2005. Eso es hacer algo tardío.
Y sobre hacer las cosas tarde: el disco esta bien, pero hay cosas que si no las haces en su momento nunca más las podrás hacer, tampoco intentar. Creo que he pasado gran parte de mi vida lamentándome de cosas que no hice o no he podido hacer. Por eso el mundo es muy difícil. Dios: ¿por qué me hiciste tan huevón?
¿Seguiré así? R= tal vez si.

Lo anterior es un remake de algo que escribí hace tiempo en el viejo metroflog y que me he decidido a publicarlo en Blogspot como uno más de los muchos proyectos que estoy realizando ahora después de mucho, mucho tiempo de haberlos comenzado o tal vez solo haberlo ideado.
Durante mucho tiempo he estado lamentándome de las cosas que no he podido hacer incluso antes y después de escribir aquel comentario sobre el primer disco de la mamá pulpa, incluso en esté momento y tal vez me siga lamentando durante más tiempo pero no me arrepentiré de nada.

Últimamente me he dedicado a concluir viejos proyectos que se habían quedado en el olvido. Me pueden encontrar ahora tratando de reparar mi vieja consola de videojuegos Play Station y reuniendo dinero para comprar el legendario Dream cast o el Nintendo 64 que siempre he querido tener.
Entre aquellos proyectos que valió la pena concluir, por ejemplo tenemos Todo está bajo control que es una playlist de mis canciones preferidas que escribí hace unos 4 años; Encontré el incidente (suerte) es una historia que escribí hace unos 3 años, uno de los primeros relatos que fueron dando forma al concepto y personalidad del vagabundo; y aunque Postal para Vianey no es algo que yo estaba planeado desde hace tiempo al hacerlo tuve la enigmática sensación de conocerlo perfectamente.

Cuando escribí todo está bajo control pretendía grabarlo en un CD doble para compartirlo con mis amigos y reunir sus comentarios. Todo está bajo control surgió de la necesidad de recrear mi mente y mi voluntad bastante deterioradas por las presiones del estudio, la familia, el deporte, el cortejo y más... Pero fueron esas mismas presiones las que mi impidieron concluirlo en primera instancia.
En todo está bajo control describí algunos síntomas (problemas) que me habían estado perturbando durante mucho tiempo, muchas de las canciones de la playlist hacían referencia a esos síntomas. Recientemente cuando revisé aquella libreta vieja donde escribía antes mis teorías/pensamientos personales me reencontré con la playlist y al darme cuenta de que la mayoría de esos síntomas de los que hablaba en todo está bajo control habían retornado después de haberlos “superado” fue cuando decidí terminar lo que empecé hace mucho tiempo, entonces pinté la portada y grabé el CD que ahora esta circulando entre mis amistades más  cercanas para que me escriban un comentario sobre él después de escucharlo.


Encontré el incidente (suerte) es un viejo y simple relato sobre un hecho prácticamente trivial, pero en el que aprendí a confiar en mi suerte. En esté relato se muestra el vagabundo que estaba despertando dentro de mi, aquella personalidad ancestral que reencarnó dentro de mi, él es el dueño de mi intuición y de mis deseos más profundos del corazón, el me dicta las letras para que yo las escriba. Espíritu intangible que no nace ni muere porque él no es de este mundo, él vive dentro de mi.
Así que por un lado estoy yo: el Tgo. Rubén Quirino III, deportista fracasado, aquella personalidad metódica, que siempre busca hacer lo “correcto” para garantizar la máxima eficiencia, que mide costos y beneficios y cuando sabe que algo es imposible para él o que le consumirá recursos valiosos regularmente no lo cumple, que siempre trata de ser eficaz, racional no pasional y desconoce todo lo abstracto y lo que no se puede medir.
A la vez que, en contraparte, se encuentra el vagabundo. Él es esa personalidad ancestral, la que nunca se preocupa porque el tiempo no sucede para él, para él nada es lo suficientemente importante como para preocuparse por haberlo perdido, nada es imposible para él porque siempre hace lo que quiere y así es feliz. Él no conoce las reglas ni las limitaciones, el mundo es infinito y el tiempo inagotable.
Así cuando obedezco al vagabundo estoy tentado a actuar de forma impulsiva y es por eso que él y yo hemos tenido diferencias, cuando los dos concordemos completamente entonces él y yo seremos el mismo y nada nos detendrá.


Postal para Vianey es aquella obra ancestral que existió desde antes de mi, antes de que me pasara por la mente escribirla/pintarla yo ya sabía perfectamente lo que quería de ella y como debía ser. Tal vez no sea una obra maestra o de gran calidad, pero para mi es muy importante por todo lo vale implícitamente. En postal para Vianey yo escribí un cuento/fabula, una historia que nunca sucedió donde describo la mala fortuna que tanto el vagabundo como yo hemos tenido, las crisis por las que hemos atravesado los dos y las cosas que hacemos para superarlas; tambien habla y está dedicada a aquella persona que nos inspiró y nos devuelve la capacidad para volver a confiar.

Ahora como aquella vez en reconstruyendo el camino cuando que rehíce mi camino para encontrar el despertador que encontré la vez que buscaba una calculadora científica cuando —al no encontrar el despertador— terminé por comprar el disco de plastiko que encontré por primer vez cuando buscaba el libro electrónica  de potencia de Muhamad Rashid; así ahora estoy reconstruyendo el camino de nuevo, uno nunca sabe lo que pueda encontrarse mientras busca una cosa diferente.

Preguntar cuanto cuestan los boletos se refiere a intentar siempre lo que queremos y nunca darlo por perdido aun si es demasiado tarde, nunca es suficiente. Por lo general los boletos no cuestan tan caros y nunca debemos decir que no los podemos comprar si no conocemos el precio. Hay que intentar siempre lo que queremos y preguntar cuanto cuestan los boletos :P.
Ahora que han retornado algunos de mis problemas trato de concluir lo que comencé hace mucho rato basado en aquella vieja teoría del eterno retorno de que todo lo que nos sucede ya lo hemos vivido antes. Por ello el enigmático vagabundo que vive dentro de mi y la hermosa sensación de deyabú al escribir y pintar postal para Vianey, entre otras cosas que me han pasado que ratifican dicha teoría. Todo esto me inspira a hacer las cosas bien y preguntar cuanto cuestan los boletos para saber si las cosas se pueden o no hacer o que las haga el vagabundo —quien, según el, es todo poderoso—  si no estaré condenado al fracaso eternamente.

lunes, 11 de abril de 2011

Serás nada para mi...

Que tontería
¿quién te obliga a quererme?
¿si o no? no tienes que hacerlo
¿por eso me evitas?

Antes me reclamaba a mi mismo
por el poco interés que tenia por ti
por eso quería conocerte
no quería rechazarte antes de conocerte
como tampoco quería aceptarte antes de eso

Ahora no me puedo reclamar nada
y si a ti no te interesa
entonces a mi me dejará de interesar
y no podré rechazarte
ni aceptarte tampoco
entonces serás nada
... nada para mí

viernes, 11 de febrero de 2011

Un día común (sobre la importancia de las convicciones)

Hoy fue un día común para mí, lo que es normal para muchos. Tomar un camión, trasladarse de un lugar a otro, trabajar... lo que hace especial un día es lo que podemos aprender, el valor que le damos a nuestras experiencias porque buenas o malas casi siempre hay algo que aprender.
Por la mañana mientras tomaba el camión, como siempre estaba pensando en la manera correcta de hacer las cosas, la mejor manera. Porque todo tiene una función especial y debemos explotar cada una de nuestras virtudes, cada parte de nuestro cuerpo de la manera más efectiva. Esa es la función especial de poseer esas capacidades.
 
Por ejemplo me senté en el parabús “correctamente”: las sentaderas en la banca, la espalda recta, las piernas juntas y derechas…
Al pasar el camión me puse de pie y estiré mi mano hacia arriba para indicarle al chofer que se detuviera, esperé parado a que el camión se detuviera por completo y a que abriera las puertas (las dos condiciones a la vez) y después subí apresurado por las escaleras (un pie al frente y el otro no avanza hasta que el primero pise el siguiente escalón, simultáneamente moviendo al frente el brazo colateral a la pierna de apoyo) y pagué mi pasaje. Como eso hice muchas cosas en el camión de forma que yo creí “correcta” o la más adecuada. Esa fue mi convicción: hacer lo correcto.

Noté la diferencia de una persona sin convicción a la que sí la tiene en el momento de cruzar la calle a pie con el siga para los carros (algo que es incorrecto pero que si hubiera una forma correcta de hacerlo creo que sería la mía). Mientras miraba a una persona que estaba indecisa por cruzar yo esperaba el momento justo (sabía perfectamente cual era) y cuando un camión de la ruta 27 hiso alto para permitir el abordaje de unas personas obstruyó el paso a los demás vehículos de su carril mientras el otro carril estaba libre. Ese fue el momento justo para comenzar a caminar, la otra persona se tardó más de segundo y medio en darse cuenta de que podía avanzar. Para cuando él comenzó a caminar yo ya había cruzado la calle.

El señor de atrás definitivamente no tenía la convicción de cruzar la calle, o si de lo que estaba haciendo era lo correcto, por ello tardó tanto tiempo en avanzar. El concepto de correcto es algo real y aceptado, es un paradigma, pero en lo subjetivo puede ser muy diferente y tomar diversos significados. Yo tenía la convicción de que lo que quería hacer era correcto (al menos para mí) mientras la otra persona dudaba demasiado. Esa duda fue la diferencia de que yo hubiera cruzado primero la calle, tal vez de no haber sido atropellado. No me imagino que hubiera hecho esa persona si un carro avanza hacia él en medio de la calle, con la tardanza que tiene en decidir… el carro ya le hubiera pasado encima.

Ahora hablaré del reverso. Nunca pensé que me pasara a mí, en el mismo día y después de haber criticado a esta persona, también me sucedió a mí.
Hoy mismo pero por la noche, parado en el camión, tomado del pasamanos, el camión lleno. Yo la volteé a ver, muchas veces. Cargaba algo así como un cuadro de  madera, su cabello muy corto, finas facciones de su rostro, delgadas y bellas manos… no era muy bonita, pero parecía.
No era nada extraordinario, era completamente común.
No me atraía de una forma desconocida sino completamente consiente y razonable.
Yo no tenía ese sentimiento de deyabú, de haberlo vivido antes o de conocerla anteriormente, tampoco un sentimiento de identidad, ni de que fuéramos compatibles  o predestinados.
Solo quería conocerla, solo así, porque me parecía bonita, pero sobretodo una niña bien, sencilla y humilde además.

(Dentro de mi mente)
— Oye espera, no te vallas
— ¿eh? —desconcertada—
— debo decirte que eres muy bonita, quisiera conocerte
— ¿Quién eres?
— Soy el vago, el que bajó del camión solo para saludarte, dame tu número de teléfono por favor…

(Vuelta a la realidad)
La volví a ver con la intención de que se percatara de mi… nada, no funcionaba. Si fuera ella la chica que me quitó el sueño me reconocería a la primera porque ella me busca también, pero no.
Después ella se levantó del asiento y —cargando el cuadro de madera— se abrió paso entre el pasillo lleno de gente, iba a bajar.

(Dialogo interno)
— ¡Vamos! ¿qué esperas? ella se va, jamás la veras
—¿ahora qué? ¿te enamorarás de cualquier mujer que veas en el camión? cualquiera que te parezca bonita
—solo piensa que el amor de tu vida puede estar en cualquier lugar, debes buscarlo o nunca lo encontrarás
—no puedo retrasarme
—¿qué haría el vagabundo?
—no tengo nada que perder
—¿entonces?

Para cuando lo decidí la chica ya había bajado del camión y el camión había avanzado cuadra y media. “Aún es tiempo” pensé, y pensé mal. Bajé del camión y la fui a buscar... imposible encontrarla, ella se fue.
No tuve la misma convicción para cruzar la calle con siga para los autos que para hablarle a ella mujer, por eso fracasé.
Es importante definir nuestras convicciones porque decidirán por nosotros en el momento preciso. Si queremos resolverlo con razón en el momento de decidir, no funciona porque la razón es muy lenta. Es mejor actuar con convicción y definir con razón nuestras convicciones para poder actuar con congruencia y decidir eficazmente.
Por el revés, si no tenemos convicciones nos quedaremos siempre a la mitad del camino y no haremos nada concreto, es necesario tener convicciones para concluir lo que nos proponemos. Por eso dios no quiere a los tibios, porque no tienen convicción y nunca serán nada en particular, no saben lo que quieren, no pueden decidir.

¿Tú ya tienes tu convicción?

jueves, 3 de febrero de 2011

El vagabundo que se quedó dormido bajo el árbol (postal para Vianey)

Alguna vez cuando el vagabundo se cansó de caminar, se detuvo a descansar bajo la sombra de un árbol. Había errado bastante sin encontrarse nada bueno, había atravesado malos momentos y algunos muy buenos pero que duraron muy poco. El vagabundo estaba completamente desprovisto de sus bienes, lo había perdido todo, solo tenía unos zapatos viejos, las ropas que traía puestas, un cobertor que hizo con la piel de un jaguar el cual llevaba en su linyera junto con algunas flores y unos cuantos tamarindos. Atrás habían quedado los días buenos cuando cosechaba higos o zapotes, o cuando podía cazarse algún pajarito o una rata de campo. La comida era cada vez más escasa y los bosques más fríos.

Después de tanto caminar, el vagabundo, cansado miró aquel árbol que desde lejos era muy bello y frondoso, se acercó hacia él, y lo exploró poco a poco. De todos los árboles del bosque el vagabundo prefirió ese porque era el más bonito de todos.
El vagabundo rodeó caminando el tronco del árbol mientras lo tocaba con sus manos. En su corteza podía ver las marcas de batallas pasadas, de temporadas de abundancia y de miseria. El vagabundo podía leer la historia de aquel árbol tan solo analizando su corteza. Miró hacia la copa y con cuidado de no lastimarlo subió entre sus ramas. Apoyaba un pie en una rama mientras se sujetaba con las manos de otra, y fue escalando poco a poco hasta lo más profundo del árbol, donde la luz casi no entraba.

El interior del árbol era muy fresco, sereno y agradable. El vagabundo sabía que además era muy seguro. En ese lugar estaba a salvo de cualquier bestia del bosque, nada lo lastimaría. Sin embargo el vagabundo ya no tenía miedo, tenía la confianza de que nada malo le sucedería, se había olvidado de sus malas experiencias y de las bestias que lo habían lastimado; las heridas habían curado y él había recuperado su confianza. Ya no tenía miedo de dormir a la intemperie, sabía que ningún incidente podía ser tan malo como para causarle desgracia.  Él podía confiar en su suerte de nuevo porque su felicidad radicaba en su espíritu, en sus actos y convicciones, no tanto en lo que le pasara o le dejara de pasar. Estaba confiado, así que bajó del árbol hacia el suelo y se acostó en el suave pastizal, dejó que el cansancio se apoderara de su conciencia y se quedó dormido sin temor.

Al día siguiente el vagabundo se despertó con la luz del sol y despertó a salvo de cualquier peligro. El árbol lo cubrió del frío durante la noche y ningún animal salvaje lo lastimó. Él estaba bien y muy contento por poder hacer de nuevo lo que más le gustaba: vagar. Se levantó y continuó su viaje. El vagabundo volvería a ese árbol en incontables ocasiones y dormiría bajo su sombra muchas veces.
El vagabundo que se quedó dormido bajo el árbol