miércoles, 13 de agosto de 2014

Conversación reprimida (no es la 1ª vez)

—Hola
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—¿Puedo conocer tu nombre?
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—Yo soy Rubén Quirino III, tengo 21 años. Desde hace más de 2 años trabajo para una pequeña empresa de mantenimiento industrial. Me gusta mucho jugar futbol, ver caricaturas y caminar sin rumbo por las calles cuando están solas y mojadas.
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—El aparato que traigo conmigo es un variador de frecuencia que llevo a préstamo para mi padre. Es que en su taller hay una falla eléctrica, por ahora solo hay dos fases en vez de tres y lo necesita para operar las maquinas con las 2 que quedan.
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—A mi también me da miedo verte porque cada que coincidimos las miradas siento perder el alma, pero aun no dejo de hacerlo por lo bella que eres.
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—Si, gracias. No todas piensan lo mismo. No todos los días conozco a una mujer como tú mientras hago algo tan cotidiano como subir al tren ligero. Eso vuelve el día diferente.
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—A mi también me da gusto conocerte…Oh aquí debo bajar, cuídate, cuando quieras tu sabes donde encontrarme.

No es la primera vez que encuentro a una bella mujer a quien dirigirle la mirada, la mayoría no se dan cuenta, si lo hacen actúan como si no. Pero de vez en cuando las miradas son correspondidas (a veces con gestos amables) ahí está el problema para llegar a la conversación. Me gustaría contarles (y es cierto) que la mejor y más sincera conversación en toda mi vida, la sostuve en un camión de transporte público con una mujer que hasta entonces no conocía. Pero fue porque ella la inició.
¿Qué es lo que hace falta para lograr una conversación de lo que son tímidas miradas? Probablemente deba seguirlo practicando, armarme de valor, hablar y no solo mirar, no hay nada que perder. En el peor caso no la volveré a ver, pero si nunca la he visto antes, entonces no puedo perder nada.
Y pensado también en que tal vez no conoceré al amor de mi vida subido en un camión o en un tren de pasajeros, pensé también en que cualquier experiencia buena o mala que pueda repercutir de una conversación que normalmente no concreto, sería una experiencia digna, verdadera y autentica. De eso muchas cosas podré seguir aprendiendo.