jueves, 5 de marzo de 2009

De mi desagradable coincidencia con el demonio y del temor de dormir en un lugar público.


Ese día, como no todos, salí temprano de clases así que llegue a la unidad deportiva mucho antes de lo que acostumbro normalmente, vagué un poco por el bosque hasta que el cansancio me hizo detenerme en un lugar para comer un poco y descansar, después de comer me recosté debajo de un árbol, recargué mi cabeza en mi maletín de entrenamiento y traté de quedarme dormido –siempre que llego temprano a la unidad trato de dormir, pero nunca lo logro– me recostaba y trataba de relajarme, pero con el más mínimo ruido me despertaba inmediatamente, pero el cansancio fue suficiente para que el sueño me venciera, sin siquiera notar exactamente cuándo lo hizo. Me di cuenta de eso cuando escuché ruidos y traté de despertar, pero esta vez no lo logré, concluí entonces que me había quedado dormido en el bosque.

Los ruidos aumentaban mi temor de no saber qué pasaba en el mundo real –tal vez en el mundo real ni siquiera había ruidos y estos eran solo producto de la imaginación, pero yo los escuchaba como si fueran reales– escuchaba de repente el quebrar de las ramas como si alguien se acercara, personas platicando… me asustaba no saber lo que ocurría en realidad. El temor fue tal que traté desesperadamente de despertar de ese sueño, que ya se había convertido en una pesadilla, “que venga el diablo a despertarme” –deseé–, y después de varias ilusiones que me son imposibles de recordar, aparezco de nuevo en el mismo lugar donde me quedé dormido, debajo del mismo árbol, mi cabeza recargada en la maleta todavía, –aun estaba soñando– de repente se me acerca una persona y me habla “despiértate carnal, despiértate” traté de ver quien me hablaba, pero mi cuello no lo podía girar, traté de despertar, pero me fue imposible, dormido podía escuchar al bato, pero no podía despertar. Quise decirle a ese sujeto que me ayudara a despertar, pero mi voz se ahogaba en mi garganta antes de que pudiera exteriorizarla.

El sujeto me indujo a despertar de una forma que no puedo recordar, recuerdo levantarme del suelo lentamente, apoyado en un brazo primero para después ponerme de pie, irónicamente después de dormir me sentía muy cansado, me dolía mi cabeza y me sentía un poco mareado, me quité el cordón que llevo siempre en mi cabeza para que mi cabello no me cubra la vista, pero el dolor no mejoro mucho. Acto siguiente traté otra vez de ver al bato que me había despertado, estaba a mi lado derecho, pero mi cuello no lo podía girar aún, así que torpemente di un cuarto de vuelta hacia mi derecha y después pude observar al sujeto que me había despertado.
La única parte de su cuerpo que puede apreciar pero de forma muy borrosa fue la parte superior de su cuerpo, su cabeza y su pecho. No era una persona normal, era negro, tenía una par de cuernos –pequeños, no median más de 10 cm., negros también– que salían de su frente, estaba desnudo, pero su piel no se parecía a la de una persona, era una piel desnuda como la de un animal –un chivo por ejemplo–, el resto de su cara me fue inapreciable, yo tenía la vista borrosa, no podía verlo bien. Ver a ese ser me hizo enojar mucho, mi primera reacción fue tratar de golpearlo, y quise tirarle una patada pero mis piernas no respondieron –como si no tuviera yo control de mi cuerpo–. Después intenté ver el resto de su cuerpo pero aún no podía mover mi cuello, hice un esfuerzo muy grande por voltear hacia abajo, y poco a poco lo pude lograr, pero conforme yo agachaba la mirada el demonio se volvía más pequeño, hasta que desapareció.

Después del ver al demonio desvanecerse, desperté exactamente en el mismo lugar donde me quede dormido, al escuchar a unas intendentes pasar cerca con un contenedor lleno de basura, esta vez sí desperté en realidad, toque mi cabello, para buscar el cordón que me quite en mi sueño, y el cordón estaba en el mismo lugar donde lo deje antes de dormir: en mi cabeza, entonces ¿nunca me quité el cordón?, ¿fue todo lo anterior un sueño, un producto de mi imaginación? Me quedé un buen de rato meditando sobre ese sueño raro que me daba tanto que pensar… muchas cosas que dudar. Acto siguiente me levanté y me sorprendió ver que, a diferencia que en mi sueño, lo pude hacer sin problema alguno, después gire mi cuello, empecé a caminar, saltar, correr… todo estaba bien, había despertado.

Dormir es una necesidad del cuerpo, todos dormimos porque es necesario, si no dormimos nos sentimos mal, débiles. Una casa sirve a los huéspedes para refugiarse de los fenómenos naturales como el frió, lluvia, nieve y otras madres así; además de protegerlos de los ladrones, violadores, secuestradores y de más malhechores que están en los lugares públicos. Por lo general todos dormimos en casa, ¿Por qué no en un lugar público? yo diría que por que es menos seguro, nunca sabes lo que puede suceder mientras duermes, y el ignorar eso ocasiona miedo, es un temor grande. Mejor pensar dos veces antes de dormir en un lugar público, nunca sabes lo que puede pasar.
Tal vez todo lo que vi ni siquiera existió pero de algo estoy seguro: “no Quirino, no dormir en lugares públicos” ¡jajajajaja! Tal vez no sea tan malo, ni inseguro como lo dije pero después de esta experiencia lo pensaré varias veces antes de intentarlo de nuevo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si te conozco me interesa saber quién eres
pon tu su nombre debajo del comentario
gracias