Durante la segunda guerra mundial, en una batalla de trincheras alemanes y franceses cansados de escarbar para esconderse y esconderse para escarbar, detonar minas y seguir escarbando, echaron la guerra a la mierda, tiraron las armas para platicar un rato, se dieron regalos entre ellos y jugaron fútbol.
Hitler no quiso jugar, en ese momento deseaba que se lo tragara la tierra.
A veces nos desconocemos entre nosotros mismos, somos individuos, no podemos coincidir en todo, ni todo el tiempo, pero hombre o mujer, negro o blanco, pequeño o grande todos somos humanos. Como mi amigo Luis Dániel, dice en su blog: “la sociedad se pone una mascara” .
http://situestomagosesientedebil.blogspot.com/2008/03/de-donde.html
Pero si es lo que somos, una mascara. Si del vientre de una madre cayera un niño a un planeta inhabitado, el hombre en el que se convertiría sería en todo distinto a lo que nuestra ya convencida mente cree ver en nosotros la humanidad. Sería la carne viva de nuestra estirpe, sin piel, desnuda.
ResponderEliminarPero eso no puede pasar...